En la actualidad, y pensando en la protección de medioambiente, surge la biomasa como una energía renovable que a diferencia de los combustibles fósiles genera una escasa aportación de CO2 a la atmósfera. La biomasa, como combustible, no contribuye al efecto invernadero y está catalogada como CO2 neutro, dado que el CO2 emitido en la combustión es igual a la cantidad fijada durante su crecimiento.
La generación térmica con biomasa tiene indudables ventajas para viviendas aisladas, edificios residenciales y cualquier tipo de edificio no residencial tanto público como privado. La biomasa tiene diferentes formas como: pélets, briquetas, astillas, huesos de aceituna triturados y un largo etcétera. Quizás la forma más evolucionada sean los PÉLETS, que a pesar de su reciente implantación en España su uso está muy extendido en países como Austria, Suecia o Alemania.
El pélet es un tipo de combustible granulado de forma alargada a base de madera triturada. El proceso de fabricación se realiza mediante prensado, siendo la propia lignina de la madera la que actúa de aglomerante. No necesita pegamento ni ninguna otra sustancia aglutinante más que la misma madera.
El proceso de peletización efectúa un trabajo de compresión en el producto de forma continua, reduciendo el volumen de la materia prima de 3 a 5 veces. En el proceso se comprime la materia y se trasforma en un pélet sólido de 6 a 8 mm de diámetro y unos 20 mm de longitud a una temperatura de unos 80ºC. Este proceso les da una apariencia brillante como si estuviesen barnizados.