El principal foco de contaminación acústica suele ser el tráfico y por tanto el agente perturbador a combatir. La forma más eficaz es intercalando elementos constructivos entre el receptor y el agente perturbador, creando una zona de sombra donde el nivel de ruido es más bajo; estos elementos son las denominadas Pantallas Acústicas. Las pantallas, además de ser efectivas como barrera acústica, deben cumplir una serie de características constructivas que aseguren su comportamiento mecánico, su seguridad general y su correcta adaptación al medio ambiente. La suma de dos ruidos con una diferencia de 10 o más decibelios equivale al nivel de ruido más alto. Por lo tanto, para evitar que el ruido que pasa a través de la pantalla se sume al difractado, la pantalla debe tener un aislamiento al menos 10 dB superior a la atenuación por difracción.